Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Mascarillas mentales

No se quitarán las máscaras los políticos y famosos que viven del engaño, porque su realidad es indecente

El Gobierno ha suprimido la obligación de ponerse mascarilla en los interiores, salvo excepciones. Algunos especialistas creen apresurada la decisión, cuando apenas se presta atención a las cifras diarias de contagios o de fallecidos, porque, al contrario de la OMS, ya no hay pandemia y los casos que surjan serán tratados como los de una simple gripe. Ya veremos si la vuelta a la 'normalidad' será verdaderamente normal.

En cualquier caso es oportuno recordar que hay sectores y personas que nunca van a desenmascararse, porque precisamente en la máscara radica su forma de ser y de vivir. Entre ellos, nunca se quitarán la máscara los políticos y famosos -incluidos aristócratas y deportistas- que viven del engaño, porque su realidad es indecente. Pónganle nombres si lo desean, porque el catálogo es inmenso, a todos los niveles. La mentira y el engaño es parte esencial de los vividores de toda calaña y, también, una rémora de la política, cuando pierde su honroso significado. No sólo la española, sino universal, por lo que, para confundir y atraer a los ciudadanos es necesario ocultarse con una máscara, utilizada en democracia -aunque sea más difícil ocultar los verdaderos rostros, de lo que se encarga el marketing-, pero también en las dictaduras, con sus equipos de propaganda. Ahora mismo un abominable ruso llamado Vládimir Putin oculta -para sus ciudadanos que no para el resto del mundo- su verdadera faz de criminal de guerra y sádico destructor de pueblos, indefensos civiles, niños incluidos, de cuyas miradas entre el asombro, el dolor y el terror les he hablado. Por fortuna, estos monstruos aparecen sólo en momentos trágicos de la historia de la Humanidad que en Europa, por cierto, no están muy lejanos.

Pero, aunque ahora estamos desdeñando en la enseñanza las valoraciones que sobre la política y la democracia se han hecho en la historia de la filosofía, desde Platón hasta nuestros días, no podemos obviar lo que en la política doméstica -a nivel nacional, regional o local- significan las realidades y los enmascaramientos que los ciudadanos viven cotidianamente. Crece la sensación de sentirse considerados como tontos de pueblo -esos seres entrañables, motivos de anécdotas y relatos literarios-, fáciles de engañar por ser elementos básicos en una democracia, por el hecho de poder depositar un voto para que, luego, los elegidos se consideren nuestros representantes y puedan vivir cómodamente, e incluso proclamar, no pocas veces, leyes contrarias a los intereses colectivos. En cualquier caso, en todas las magnitudes, siempre estará presente el enmascaramiento de las ideas, porque sólo conocemos a los políticos y a los poderosos por sus hechos, es decir cuando ya no hay remedio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios