Granada año a año

2019: El año en el que el AVE llega a Granada con una década de retraso

Ábalos y Sánchez en el viaje inaugural del AVE. Ábalos y Sánchez en el viaje inaugural del AVE.

Ábalos y Sánchez en el viaje inaugural del AVE. / Archivo

El AVE, que presume de puntualidad, llegó tarde y mal a Granada. Tarde porque tuvimos que aguantar diez años de obras y contratiempos. Y mal porque en vez de ir directo a Madrid había que bajar hasta Antequera y desde allí subir obviando la provincia de Jaén, que era el camino natural. Las obras habían estado plagadas de retrasos, problemas y denuncias de sobrecostes. En abril de 2015, el Ministerio de Fomento, entonces liderado por Ana Pastor, cortó la circulación del tren convencional para, supuestamente en unos pocos meses, adaptar el trazado convencional a la alta velocidad. Desde aquel corte de vía, los cambios en el recorrido, en el tipo de vía o las desavenencias sobre dónde y cómo debería estar la estación de Granada, fueron convirtiendo esos pocos meses en los cuatro años, dos meses y veinte días de aislamiento ferroviario para la ciudad y de espera para la alta velocidad. Durante estos cuatro años largos de parón, el viaje ferroviario desde Granada comenzaba en realidad en un autobús hacia la parada de AVE de Antequera, a algo más de una hora de tránsito. También había sido un proyecto plagado de fuertes críticas ciudadanas, sobre todo por su itinerario, como decía antes. En lugar de ir en lo que sería una línea recta, el tren de alta velocidad iba a ir de Granada a Antequera para después pasar por Córdoba y Ciudad Real antes de llegar a la capital. En total había que atravesar 568 kilómetros de vías férreas, más de 100 kilómetros que el viaje por carretera. Tampoco se iba ganar mucho tiempo porque si en trayecto en AVE iba a durar tres horas y veinte minutos, en carretera se tarda unas cuatro horas y pico en recorrer los 420 kilómetros que nos separan de la capital de España.

Pero bueno, pelillos a la mar. Aquí estaba ya el tren que, según dijo eufórico el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en la inauguración, “será un auténtico acelerador histórico de la ciudad y de la provincia". Fue el 25 de junio cuando Sánchez vino a Granada en el viaje inaugural acompañado por el ministro de Fomento José Ábalos, decenas de funcionarios y un grupo de periodistas que le afearon que el presidente reivindicara el valor ecológico de este tipo de transporte para volver a Madrid en avión, mucho más contaminante. Dijo que era para ganar tiempo porque le esperaban cosas que hacer en Madrid. El presidente andaluz, Juanma Moreno, del PP, agradeció a los granadinos la paciencia que habíamos tenido con cuatro años sin tren y realizando un tramo en autobús. "¿Paciencia? No lo sabes usted bien, presidente", le dijo un viajero al saludarlo.

El lío del 2+2

En 2019 hay elecciones municipales. A nivel provincial, el PSOE mantiene el viento a favor que ya tenía desde las generales y gana las elecciones, como ya pasó en 2015. Los socialistas mantuvieron su hegemonía ganando 83 municipios con mayoría absoluta y 21 en minoría. Por su parte, el PP fue el segundo partido más votado en 32 municipios con mayoría absoluta y 15 en minoría. Y el tercer partido más votado en Granada fue Ciudadanos, que solamente ganó en un municipio con mayoría absoluta.

En Granada capital los resultados de las elecciones dieron representación a cinco partidos en el Ayuntamiento, entre los que ganó el PSOE con diez concejales, encabezado por el hasta entonces alcalde Francisco Cuenca. El partido llevaba sin ganar en la capital de la Alhambra desde 1987. El PP, que había ganado los comicios previos, vio reducido su grupo municipal a siete, mientras que Ciudadanos mantuvo sus resultados con cuatro concejales. En el Ayuntamiento ingresaron Adelante Granada, coalición de Podemos e IU, con tres concejales, y Vox, con otros tres concejales. Hacía falta un pacto para gobernar. Y aquí vino el lío.

Hasta última hora no se supo quién iba a ser alcalde. El candidato del PP, Sebastián Pérez, tenía la aspiración de ser alcalde si su partido pactaba con Vox y Ciudadanos, liderado por Luis Salvador. Por su parte éste último estaba dispuesto a pactar con el PSOE, que había sido su partido de toda la vida. En una reunión de PP y Ciudadanos en Madrid se acuerda que sea Luis Salvador el alcalde. Sebastián Pérez, visiblemente molesto por esta situación, se reúne con Luis Salvador en el hotel Meliá el día 15 de junio –cinco minutos antes de celebrarse el pleno de investidura- y le propone a éste, que había sido trabajador de la Diputación cuando Pérez era presidente, el famoso pacto del 2+2: dos años gobiernas tú y otros dos yo. Se dieron la mano, pero uno dijo que para sellar el pacto y otro que para terminar la conversación. Sebastián Pérez aseguraría por activa y por pasiva que se había sellado ese acuerdo y Luis Salvador que nunca se había llegado a eso. Posturas diferentes que hasta hoy se siguen manteniendo incluso por testigos, ya que hay quien estuvo en la reunión que defiende cada una de las dos posturas. Cualquiera sabe.

Y como se daba por hecho, este asunto entró diariamente en la gestión del bipartito Cs-PP. Llegó un momento en el que fue inasumible la tensión interna entre los grupos y los partidos, por lo que se dinamitó el equipo de gobierno y al final se produjo la alternancia a los dos años, pero no con el PP, sino con el PSOE, que por segunda vez entró en la Alcaldía por un acontecimiento traumático. Pero ya hablaremos de eso cuando llegue el 2021. El caso es que todas las posibles energías que los concejales pudieran gastar en trabajar por la ciudad, las gastaron en esa lucha interna de los dos partidos que participaban en el equipo de gobierno. Un desastre.

Luis Salvador y Sebastián Pérez se abrazan en el Salón de Plenos. Luis Salvador y Sebastián Pérez se abrazan en el Salón de Plenos.

Luis Salvador y Sebastián Pérez se abrazan en el Salón de Plenos. / Archivo

El sarcófago romano

En clave cultural, ese año la bailaora granadina Eva Yerbabuena recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes que concede el Ministerio de Cultura. Fue el año en el que se hizo efectivo el pago de 2,2 millones de euros por el legado de Federico García Lorca que ya estaba en el centro de la plaza de la Romanilla y el año en el que se encontró un sarcófago romano en las obras que se llevaban a cabo en la antigua sede de la Caja General de Ahorros de Granada en la plaza de Villamena. Los arqueólogos no esperaban ningún gran descubrimiento, quizá material de la época musulmana sin mayor trascendencia. Los trabajos se desarrollaban con la normalidad esperada. Algunos restos de la época cristiana. Algunos de la árabe. Nada relevante. Pero antes de levantar el campo, el equipo de arqueólogos decidió llegar un poco más abajo. Y allí estaba. A 2,5 metros de profundidad apareció una tumba romana cubierta de piedra arenisca y barro. Aún nada sorprendente en principio. Pero al quitar la losa, ligeramente aplastada, apareció un sarcófago de plomo. Eso sí fue una sorpresa. Tenía casi dos metros de largo y pesada 350 kilos. Enseguida fue trasladado al Museo Arqueológico para su estudio.

El edificio de Villamena, bajo el que apareció el sarcófago, es un lugar con mucha historia. Ya en época romana se hizo un hueco como espacio relevante. En el siglo XI los comerciantes genoveses establecieron allí su alhóndiga, una especie de embajada comercial donde compraban la seda y el azúcar que vendían por toda Europa. A este lugar llevaban productos de lujo europeos para vender en la urbe. Los Reyes Católicos, en el siglo XVI, ceden el edificio a la ciudad, que se convierte en cárcel durante más de cuatro siglos, hasta 1930. Una de sus últimas funciones fue la de oficina bancaria y allí es dónde, exactamente debajo de una impresionante puerta de caja fuerte que hacía tiempo que no guardaba nada, apareció el sarcófago de plomo.

En 2019 la Tarasca salió vestida como un personaje de la serie Juego de Tronos y en el concurso de quintillas del Corpus ganó una que hacía alusión a los cortes de luz en la zona norte a causa de las tomas ilegales para cultivar marihuana. “Si la luz se te va un día/o cuando le da la gana, / yo casi juraría / que tu vecina es ‘María’/pa más señas ‘Mari Juana’”, decía la caroca puesta en Bibrrambla.

Imagen del sarcófago romano encontrado en Granada. Imagen del sarcófago romano encontrado en Granada.

Imagen del sarcófago romano encontrado en Granada.

Ese año también se inauguró el casino Almiral, que está en el complejo del Capricho. Se abrió en diciembre y fue decorado con guiños a la historia de Granada y alicatados como en la Alhambra. Ahora, al parecer, está a punto de cerrar.

Entre las tragedias de ese año está el fatal accidente de un padre de 43 años y un hijo de 17 cuando practicaban barranquismo. Fue en el río Trevelez a mediados de junio. En el momento del accidente, el joven estaba haciendo algunas maniobras que le hizo perder el control y acabar en el agua. Su padre y un tío estaban cerca pero aparentemente tardaron algunos minutos en percatarse de la situación. El padre se tiró entonces al agua para rescatar a su hijo, pero la corriente lo arrastró y lo alejó del lugar. El tío pudo sacar al muchacho, mientras el progenitor se alejaba arrastrado, aguas abajo. El tío intentó reanimar a su sobrino, pero fue inútil. Poco después de rescató el cadáver del padre. Ambos iban convenientemente pertrechados para la práctica deportiva, pero eso no le importa a la muerte cuando va a cobrarse sus piezas.

Mala suerte tuvo también ese conductor que falleció en diciembre cuando el vehículo que conducía fue arrastrado por las aguas en la localidad de Huéscar. Fue culpa de la borrasca Elsa que afectó con profusión a las comarcas del norte de la provincia de Granada. Y en ese mismo mes de diciembre la Guardia Civil rescató del mar, cerca de Castell de Ferro, el cadáver de un parapentista suizo que había salido de La Herradura para practicar este deporte.

El bolo de José Tomás 

Los aficionados a los toros que pudieron conseguir una entrada para ver torear a José Tomás en la feria del Corpus de Granada de 2019, presumen de haber visto una de las mejores corridas que se hayan dado jamás en el mundo. El anuncio del torero de Galapagar de encerrarse con cuatro toros en la monumental granadina, sin televisión de por medio, hizo que las entradas se acabaran nada más ponerse a la venta y que se llenaran todos los hoteles con los miles de aficionados que llegaron a Granada desde lugares tan distintos y distantes como México, China o los Estados Unidos. La expectación era descomunal. Los revendedores de entradas hicieron su agosto en aquel día en el que Granada se convirtió en la capital mundial del toreo. Todos los ojos de los aficionados a los toros estaban aquella tarde del 22 de junio puestos sobre Granada, que vivió una jornada histórica al cortar el torero seis orejas y un rabo. Un crítico, Antonio Lorca, decía que todo era un montaje diseñado al milímetro por José Tomás, para hacerse con la facturación total de la taquilla con un aforo que superaba las 14.500 localidades. Tachaba al diestro de oportunista y de no querer saber nada de sus compañeros. “Que quede claro que esta corrida es una muy grave falta de respeto a la profesión y a quienes de verdad de juegan la vida cada tarde. Aunque su presencia tenga un impacto económico y cuente con el beneplácito de todos los medios de comunicación, el festejo no es más que un bolo para sacar los cuartos a bolsillos adinerados”, decía el crítico. Pero, por lo visto, el arte del toreo es lo que contaba aquella tarde. Leamos lo que escribió la crítica taurina María Dolores Martínez: “José Tomás ofreció en Granada una tarde antológica, de esas que perdurarán en el recuerdo de cuántos vinieron a verle en directo, y no sólo por las seis orejas y rabo que cortó en total, sino por la exhibición que dio de suavidad, pureza y verdad de su maravilloso y singular concepto del toreo”. Y si ella lo dice… Eso sí, quien no disponía de al menos quinientos o seiscientos euros en el bolsillo, no pudo ver esa faena de José Tomás.

Un hincha del Granada CF celebra el ascenso de su equipo. Un hincha del Granada CF celebra el ascenso de su equipo.

Un hincha del Granada CF celebra el ascenso de su equipo. / Archivo

También los aficionados al fútbol pudieron saborear ese año el nuevo ascenso de Granada a Primera División. A falta de una jornada, el empate ante el Mallorca (1-1) y la derrota del Albacete (1-2) sellaron el ascenso del cuadro granadino en una temporada marcada por la regularidad y la fortaleza defensiva. Era el sexto ascenso a la máxima categoría y parte del éxito los aficionados se lo adjudicaron al entrenador Diego Martínez y a un grupo de futbolistas que supieron mezclar a la perfección experiencia y juventud. Tras consumarse el ascenso, el presidente y propietario del club Jiang Lizhang, fue manteado por los jugadores del Granada en el césped de Son Moix. Su primera experiencia después de pagar 37 millones de euros a la familia Pozzo fue un fracaso. Ahora le llegaba el momento dulce

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